La educación al igual que la sociedad, ha evolucionado para adaptarse a las nuevas exigencias de la vida diaria. Cada vez son más los nuevos conocimientos que se agregan al saber general, volviendo obsoletas tanto prácticas como información de hace algunos años. La mayoría de los modelos educativos de la actualidad han apostado por el papel del estudiante como agente activo del aprendizaje propio, por lo que toda la atención, técnicas y materiales pedagógicos se centran en proporcionar todas las herramientas necesarias para que el joven pupilo tome el control de su educación.

¿Significa esto que el docente queda relegado a ser meramente un observador en el aula? Esta sería una conclusión de lo más errónea. Es ahora, más que nunca, que los profesores tienen una función muy activa en la enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, para conseguir una instrucción de calidad, es necesario que, además de dominar la(s) materia(s) que imparten, sean capacitados en el uso de las técnicas pedagógicas más recientes, así como en las formas de integrar las Edu TICs en el salón de clases.

Actualmente, las instituciones educativas requieren profesores de vanguardia, quienes garantizan el aprendizaje al cumplir ciertos requerimientos:
Formación íntegra: Para transmitir conocimientos, primero hay que adquirirlos, comprenderlos e interiorizarlos; por ello es crucial que el docente sea un experto o profundice en su materia.
Experiencia: Un profesor con experiencia en el campo de la docencia podrá adaptarse a las diversas situaciones que se presenten durante la clase y enriquecerla.
Saber enseñar: Cuando se habla de docencia, es importante distinguir entre saber y enseñar: comprender una materia en su totalidad no es garantía de que los estudiantes entenderán perfectamente la explicación de la misma.
Actualización: El docente de vanguardia se mantiene informado sobre los últimos cambios o descubrimientos en su asignatura, así como en el uso de herramientas tecnológicas y métodos pedagógicos.
Profesionalismo: Es importante que el profesor administre su tiempo y evite mezclar sus responsabilidades académicas con las personales o domésticas, para que esté en la mejor disposición durante las clases y fuera de ellas.
Proactividad: Un maestro proactivo toma en cuenta la retroalimentación proporcionada por los educandos en el aula y, a partir de ella, se somete a una capacitación constante que mejore el método de enseñanza.

La capacitación periódica del docente potencia a largo plazo el progreso de los alumnos, cuyo desarrollo en conocimientos, habilidades y competencias permitirá que se desenvuelvan con éxito en el ámbito profesional, especialmente en lo referente a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Las herramientas tecnológicas han transformado a tal grado la forma de producir, compartir y resguardar la información que han surgido nuevos campos laborales por y para las TICs; por ello resulta crucial que los profesores estén a la altura de poder resolver las dudas de las generaciones que han crecido rodeadas de la tecnología.

Estar a la vanguardia en educación no es del todo es responsabilidad del profesor; los directivos deben buscar y ofrecer oportunidades de capacitación a todo el equipo docente que labora en las instituciones educativas. Este compromiso resulta muy arduo, pero es necesario para que cada instituto mantenga un perfil que asegure el cumplimiento de los objetivos académicos establecidos en cada periodo escolar. Esto repercutirá favorablemente tanto en el bienestar social como económico, pues los estudiantes serán capaces en el futuro de resolver las problemáticas que existan en su entorno, gracias al aprendizaje obtenido.