Como se mencionó en el blog anterior, los programas educativos modernos están basados en el constructivismo, teoría pedagógica creada por los psicólogos Lev Vigotsky, Jean Piaget y David P. Ausubel, si bien en algunas instituciones aún se utiliza el modelo tradicional conductista. La teoría constructivista establece que el estudiante tiene la capacidad de “construir” su propio aprendizaje, así que los errores carecen de un sentido negativo, así mismo el profesor deja de ser una autoridad que transmite los contenidos ya formados y toma el papel de “guía”.

Aunque este modelo educativo ha dado resultados positivos en la práctica, no fue tan provechoso como se pensaría en un principio, lo que provocó que surgieran varios detractores del mismo, donde destaca la figura de la pedagoga Inger Enkvist. Enkvist criticó la intocable autonomía del alumno y el “angelismo escolar”, que es la creencia de que el estudiante aprenderá por sí solo, si se le deja en paz; la pedagoga asegura que esta visión propicia el decrecimiento de la exigencia académica. Por otro lado, destaca que la memorización y la lectura deben recuperar su prestigio como parte del proceso de aprendizaje

Una vez que las desventajas del constructivismo se hicieron patentes en varias instituciones y países, otros especialistas en pedagogía llevaron a la práctica otros modelos de aprendizaje que surgieron paralelamente a la teoría constructivista. A continuación, presentamos los métodos más utilizados en Europa y Latinoamérica:

Método Montessori:
Maria Montessori, pedagoga italiana, fue la pionera de este método, cuyo objetivo es establecer un entorno que propicie el aprendizaje del niño, así como su independencia física y psíquica. Montessori defendía que los niños nacen con mentes absorbente y son capaces de llevar a cabo un aprendizaje auto-dirigido.
Los docentes que pertenecen a este método se enfocan en dos tareas: observar el comportamiento de los estudiantes y proporcionar los materiales que estimulen su curiosidad. Los grupos son mixtos y se determinan en rangos de edad de 3 años de diferencia.
La base del método Montessori se encuentran en los llamados “periodos sensibles”, que son las etapas en las que el niño está preparado y animado a adquirir una habilidad determinada, desde lingüística hasta psicomotriz, de forma que son los alumnos quienes establecen su ritmo de aprendizaje. Los profesores son altamente capacitados para guiarlos durante el proceso de aprendizaje, así mismo fomentan la libertad de movimiento y elección.
De los métodos de aprendizaje alternativos, este es quizá el más conocido y practicado alrededor del mundo. Tan solo en EEUU, alrededor de 5 mil instituciones educativas lo ponen en práctica.

Método Waldorf:
Creado por el filósofo y científico austríaco Rudolf Steiner, el método busca el desarrollo integral del educando (corporal, espiritual e intelectual), por ello se enfoca en el aprendizaje del estudiante desde su nacimiento hasta los 21 años, distinguiendo tres etapas diferenciadas por la forma de comprender su entorno:
Primera infancia: se trabaja el desarrollo de habilidades no cognitivas, como la imitación natural y el juego practicados entre los 0 y 7 años. Según el método Waldorf, los niños no deben aprender a leer y escribir antes de los 7 años.

Escuela primaria: comprende a los niños entre 7 y 14 años, quienes refuerzan el aprendizaje a través de la imaginación y el arte.
Adolescencia: los alumnos entre 14-21 años buscan la verdad y lo real.
Este método utiliza el arte como herramienta esencial para desarrollar la sensibilidad artística, la serenidad, la imaginación, la solidaridad y la tolerancia, sin descuidar la salud física. Los alumnos no llevan libros, ellos “crean” sus libros. A diferencia de otros métodos pedagógicos, el Waldorf combina sus contenidos y objetivos con los exigidos por los organismos educativos.

Método Kumon:
Toru Kumon desarrolló un método cuyos principales pilares son el cálculo y la lectura: el primero estimula la agilidad mental; el segundo, la capacidad para comprender y reflexionar. Tras valorar el nivel de conocimientos del alumno, se le proporcionan nuevos contenidos asegurando el dominio de la información previa. El estudiante emplea 30 minutos por programa, trabaja todos los días y sólo acude a clase dos veces por semana. Una diferencia notable con respecto a otros métodos de aprendizaje es que los alumnos corrigen por sí mismos los errores que hayan cometido, de esta forma ganan confianza en su capacidad cognitiva.

Método Doman:
Pensando en estimular el aprendizaje desde edad temprana a través de la lectura, el médico J. Doman desarrolló un método que consiste en mostrar a los bebés 5 tarjetas con palabras escritas en tipografía grande y que pertenezcan a la misma categoría, tres veces al día; al pasar el tiempo, las tarjetas aumentarán en cantidad y las palabras en complejidad. La finalidad es que el niño aprenda a leer lo antes posible. Hay varios detractores de la metodología Doman que consideran que acelerar o adelantar el aprendizaje puede ser perjudicial para el infante.
Aula invertida (Flipped classroom):
Este es un modelo pedagógico, ideado por los profesores Jonathan Bergonan y Aarom Sams, que consiste en proporcionar a los estudiantes la información teórica a través de plataformas en línea, para que revisen los contenidos en casa, mientras que el tiempo de clase se utiliza para facilitar la adquisición y práctica de conocimientos del educando mediante preguntas, discusiones, exploración, articulación, actividades y aplicación de ideas. Combina el constructivismo con la instrucción directa tradicional.
Se han desarrollado técnicas complementarias al modelo FC, como la “Enseñanza Just in Time” de Eric Mazur, la cual permite al docente recibir retroalimentación de los alumnos un día antes de la clase para que éste pueda preparar estrategias y materiales que resuelvan las dudas del grupo.

Método Harkness:
A diferencia del resto de metodologías de aprendizaje aquí expuestas, la estrategia pensada por el magnate Edward toma su base de un mueble, la mesa en este caso, y no de una ideología. Durante las clases, los alumnos se distribuyen alrededor de una mesa y conversan sobre todas y cada una de las materias. El profesor se convierte en un moderador y su tarea es evita que la conversación se desvíe demasiado del tema.
Entre los beneficios de este método está el desarrollo de las habilidades comunicativas y el respeto entre los compañeros. La principal desventaja es que, para que el método resulte exitoso, es necesario que se realice con un grupo reducido, que es el caso contrario de la mayoría de instituciones educativas en el mundo.

Método Emilia Reggio:
La estrategia educativa Emilia Reggio fue diseñada para niños menores de 10 años por el educador italiano Loris Malaguzzi, después de la Segunda Guerra Mundial. Al igual que el Montessori, el método Emilia busca el autoaprendizaje del estudiante, pero con un elemento clave: promueve el papel activo de los padres de familia en la educación de sus hijos.
Esta propuesta educativa se basa en los siguientes principios:
– El alumno como protagonista tiene potencial, curiosidad e interés en edificar su propio aprendizaje.
– La familia como aliada del aprendizaje, que asegura el bienestar del estudiante.
– Docente como colaborador y guía del aprendizaje.
– El espacio como tercer maestro cuya organización, componentes y diseño promueven relaciones, comunicaciones y encuentros.

Método Sudbury:
El método Sudbury lleva los principios de individualidad y democracia a extremos nunca antes vistos en el campo educativo. Los estudiantes que son formados bajo este modelo de aprendizaje tienen control total sobre los contenidos impartidos y el método de evaluación. A través de los votos de profesores, estudiantes y personal académico se decide desde la contratación de profesores hasta el presupuesto de la escuela.
Según los partidarios de esta estrategia, los alumnos incrementan su nivel de responsabilidad, además de que los mantiene motivados a aprender, en especial de forma colaborativa.

Debido a los avances tecnológicos actuales y el reconocimiento del papel cada vez más destacado que tienen las TIC en el aprendizaje del estudiante y en su desenvolvimiento como profesional, una vez egresado, es de esperar que tanto los métodos tradicionales como los alternativos evolucionen para integrar las Edu-TICs como parte complementaria de su programa de estudio y así preparar al alumno para la vida del futuro.